Una discusión de pareja, un tarro de tomates que no se puede abrir y ansiedad, mucha ansiedad que lleva a los diferentes personajes que van entrando en escena a una situación límite que no pueden controlar.
Juanma Lara
Marina es una joven que recibe una oferta de trabajo de un traficante y proxeneta durante una testificación por robo con violencia. Tras recibir una paliza por parte de su marido, Marina decide aceptar la oferta para trabajar como camarera en un prostíbulo. Allí se ve envuelta en una trama de corrupción.
Una fábrica abandonada a las afueras de la ciudad. Un encuentro entre un hombre, Clave, y una mujer, Tata. Ambos tienen cuentas pendientes. Cerca del lugar, en una furgoneta, dos policías realizan una escucha de la conversación.
Tras una espesa arboleda se adivina un caserón. Se oye galopar y a contraluz se aproxima una figura a lomos de un caballo. De pronto el animal se detiene bruscamente. Relincha, alza las patas… A continuación suena una aparatosa caída.
Una pequeña “hada de las compensaciones” le concede a un macarra el deseo de convertirse en el taxista perfecto, pero se mete en problemas cuando intenta matar a todos sus clientes.
En los tiempos que corren ser fumador es casi pecado. Las campañas antitabaco son cada vez más agresivas y asistimos a una batalla entre los fumadores y sus detractores. “Illo, ¿tienes un pitillo?” es una sátira hacia aquellos que piden un mundo sin humos y los que defienden poder fumarse un cigarrillo en paz.